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14/10/2020
*Por Carina Azerrad
La salud económica financiera de las empresas está agonizando, provocada por afecciones anteriores, y agravada por el reciente COVID 19. Los empresarios se encuentran ante un escenario de incertidumbre. Es de vital importancia repensar la gestión y la administración.
Emprendedores con habilidades han tomado el rol de autónomos, por propia voluntad u obligados a dar sustento familiar ante el desempleo. Desarrollaron el producto, técnicas de ventas, producción, calidad, etc., pero sin avanzar en el área administrativa- financiera y con la ausencia de una visión global de la organización que proporcione sustentabilidad. Algo que también se observa en las grandes empresas con alto volumen de facturación. Tampoco se han implementado sistemas informáticos para tomar decisiones eficientes y oportunas, en tiempo real. No se han unido lazos comerciales con la competencia, proveedores, profesionales y externos participantes en la generación de la cadena de valor.
En la actualidad la incertidumbre, la falta de actividad, la generación de flujos de fondos para sostener a las empresas, el distanciamiento social, el desgano de empresarios y dependientes, agrava el diagnostico llevando a un estado casi de agonía, ocasionado por la nueva afección que se inserta como una nueva variable fundamental en esta nueva economía llamada “COVID-19”.
Estrategia
En el marco de la emergencia económica, tanto las organizaciones privadas como las públicas, deberán acompañar a los empresarios para fortalecerlos y disminuir al máximo el riesgo de pérdidas económicas y fuentes de trabajo, dando oxígeno para la subsistencia.
En este sentido, existen algunos cursos de acción posibles para sanar a la empresa y permitir la supervivencia:
Hacia un nuevo paradigma
Los lineamientos desarrollados son una base para avanzar hacia un nuevo paradigma. El apoyo del estado, de las cámaras que nuclean actividades, la flexibilidad de los sindicatos, la sinergia entre los participantes del ecosistema económico- social, y el asesoramiento profesional, serán los puntos de apoyo para apalancar, dar un aire de esperanzador en este contexto de incertidumbre.
Las empresas no solo son proveedoras de bienes y servicios de consumo, sino generadoras de fuentes de trabajo, constituyéndose en la herramienta con capacidad para alcanzar el bienestar social máximo mientras se busque el propio interés.
No se debe pensar en un nuevo mundo sino en uno ya existente, con variables inéditas a considerar en el colectivo social. “El factor clave que va a determinar su futuro financiero no es la economía, el factor clave es su filosofía” (Jim Rohn).
*Docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Abierta Interamericana
Contadora Pública
Especialista en Finanzas