Publicaciones
16/09/2020
Por Diego Hernán Valens. Estudiante de Comercio Internacional de la UAI.
En este espacio de comunicación abordaremos algunos temas de actualidad referidos a la carrera de Comercio Internacional. Quiero compartir los comportamientos, tendencias y logística que se dan en el comercio mundial a raíz de esta situación de Pandemia global, que por supuesto nos toca atravesar a todos.
Comenzaremos por resaltar la importancia que tiene el intercambio de bienes y servicios para una nación, sean países desarrollados o en vías de desarrollo, ya que las economías no producen todos los bienes y servicios que están disponibles; muchas veces se utilizan materias primas importadas (compradas) para producir localmente un bien o, como es tendencia desde hace mucho tiempo por cuestiones de costos, empresas de determinados países desarrollados fabrican sus productos en países donde la mano de obra es más económica, y luego desde allí se exporta a todo el mundo para su consumo.
Ya sea vender al exterior (exportar) o comprar del exterior (importar), genera movimientos en el mercado de divisas y, en consecuencia, se genera un impacto positivo o negativo en la balanza comercial de los distintos países.
Repasemos brevemente qué es la balanza comercial de un país y para qué sirve.
La balanza Comercial es un dato fundamental que recoge la diferencia entre el conjunto de exportaciones e importaciones de un país durante un periodo determinado.
El saldo que arroja esta operación puede ser positivo o negativo, refiriéndonos al primer término como Superávit y en el segundo como Déficit comercial.
El nivel de las exportaciones es uno de los factores que mejor muestra el desarrollo económico de un país. Las exportaciones inciden directamente en los ingresos y beneficios que dicho país percibe por las ventas al exterior. Por supuesto, consecuentemente, responderá al buen funcionamiento y desarrollo productivo de dicha Nación.
Es muy importante una balanza comercial con saldo positivo o superavitario, ya que desde este dato podremos visualizar, a priori, el comportamiento y posicionamiento del país que se esté analizando y el comercio mundial de bienes y servicios.
Teniendo clara la importancia del comercio mundial para los países, abordaremos la actualidad de nuestra región.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el comercio internacional de esta región caerá un 23 % en 2020 debido a los efectos de la pandemia.
En informe de agosto de la secretaria ejecutiva de dicha comisión, resalta la importancia de profundizar la integración regional para salir de la crisis, como también proyecta la contracción mencionada en un contexto global en el cual el comercio mundial acumula una caída del 17% entre enero y mayo del 2020.
Obviamente, América Latina y el Caribe es la región en desarrollo más afectada por esta coyuntura, encontrándose marcada principalmente por los problemas a la hora de envíos de manufactura, minería y combustible. Por otra parte, el desplome del turismo (-50%) arrastrará a las exportaciones de servicios.
Todo esto resultará en una pérdida de capacidades industriales y una reprimarizacion de la canasta exportadora de la región, por lo cual es crucial para afrontar esta crisis la integración como también la reducción de costos mediante una logística eficiente, fluida y segura.
En los primeros 5 meses del 2020, las caídas en los envíos se registraron de la siguiente manera:
América Latina y el Caribe a Estados Unidos (-22,2%), a la Unión Europea (-14,3%) y la propia región (-23,9%). Por el contrario, los envíos a Asia han mostrado una mayor resiliencia.
En particular, las exportaciones a China cayeron solo un 2 % entre enero y mayo y comienzan su recuperación con la apertura gradual de su economía, lo que constituye un signo positivo, especialmente para los países sudamericanos exportadores de materias primas.
En tanto, las importaciones también denotan una contracción del 17%, agravada aún más por la profunda recesión que atraviesa la región.
Resulta particularmente preocupante las importaciones de bienes de Capital y de insumos intermedios que afecta directamente la tasa de inversión y, conjuntamente, compromete la recuperación.
Por otro lado, el tráfico marítimo de contenedores sigue una tendencia a la baja desde que comenzó la pandemia.
El verdadero derrumbe se da en el tráfico aéreo regional; en este periodo (-95% pasajeros y -46% cargas) siguiendo la tendencia mundial. En esta línea y en consecuencia a las medidas sanitarias y administrativas, el transporte terrestre no queda exento de dichas mermas.
Según la Organización de las Naciones Unidas, en una economía mundial más incierta, es crucial profundizar la integración regional. Para ello es necesario impulsar cadenas de valor regionales en sectores estratégicos, aprovechando la escala que ofrece un mercado de 650 millones de habitantes; promover una agenda de “comercio sin papeles” y un mercado común digital; reducir la vulnerabilidad de la región ante Shocks externos (como hemos apreciado en la guerra comercial entre EE.UU. y China) y generar una interlocución más efectiva y simétrica entre las principales economías de países como EE.UU., China y Europa.
“Para reconstruir América Latina de la mejor manera, se debe reducir los costos logísticos internos y promover una logística eficiente mediante el diseño de una estrategia de inversión; mayor interoperabilidad de servicios, integración regional y el fomento de una logística inteligente. Estas medidas deben ser implementadas de forma coordinada con otras medidas económicas y sociales, para favorecer una recuperación económica con beneficios sociales y ambientales” señaló en este sentido Alicia Barcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.